Cantaremos al amor que hay en tus ojos.
El beso ardiente que en tus labios duerme
será la chispa que encenderá mi deseo.
Tus brazos serán la cadena de mi gula obscena.
Me recostaré en tu cuerpo.
Cumpliremos el rito con todo el entusiasmo
de tu curiosidad de virgen.
Yo seré el sacerdote. Tú la diosa obsequiosa.
Me adentraré en tu cuerpo
con toda la vitalidad de mi virilidad hambrienta.
Me sentirás muy hondo. Palpitará tu entraña.
Te morderé en la boca
y tú te harás más vaina mientras más me sufras.
Mis brazos afiebrados modelarán tus carnes.
Tus senos perfumados me servirán de almohada,
y al compás de nuestras ansias
se hará anhelante el ritmo,
frenética la danza.
Seremos bailarines. Seremos dos serpientes.
Seremos como el mar.
Yo, fuerte y fiera ola que cubre mansa playa
tú, blanca y fina arena que se brinda sumisa
a los golpes del mar.
* Luis Castillo nació en 1920 en Valparaíso y falleció en noviembre de 2004, dejando un volumen titulado "Relatos...", como herencia a su familia. En él se intercalan poemas y cuentos.