26 de abril de 2010

Escrito en una plaza después del verano

No sentimos más que sol
las rodillas nos temblaron
cuando entramos de la mano
por otra puerta del infinito

No cabemos en las manos
estamos soplados por algo

Qué señor nos quita los ojos

Qué fantasma nos pudre la fosa

Caemos y lo vemos:
sabemos el choque
mamamos la sangre
y entonces anidamos otra vez
antes de cualquier intento

Antes de cualquier resistencia



(...)

22 de abril de 2010

Fuga

Te llenas de luz
y en mí la sonrisa.
Te llenas de palabra y en mí
el ojo
el asombro
abriendo puertas de tinta
hacia destinos invisibles.
Te llenas de mujeres
recuerdos obreros / trabajo
y en mí los cerros sin mármol
ofrecen su poncho...

(Sueño)

Te llenas de noche.
Al pie de un árbol.
En Valparaíso infectado
por nuestro juego de tos.

Te llenas de mí
me lleno de ti.

Lentamente.




Extraído de "Periferia"




(...)

21 de abril de 2010

Cavilaciones

La evolución no es más que
un ir y venir de carreteras
señaléticas peajes cruces
y animales reventados por
los camiones petroleros

de qué han servido las
líneas submarinas de
cables las instantáneas
imágenes digitales los
auspiciosos inventos

si el mundo aún habla
la lengua de los galgos*
es decir la lengua de la
muerte la pólvora el
colonialismo y la esclavitud

de qué sirve el hombre si no
es capaz de diferenciarse de las
bestias que se comen entre ellas
matándose con saña y robando
el alimento del más débil

de qué sirve el hombre
si las lecciones las dan
los delfines las ballenas
con su amor polar ártico
y sus ojos llenos de tristeza


*A decir de Neruda:
“Ya parte el galgo terrible
a matar niños morenos”
Fulgor y muerte de Joaquín Murieta




Extraído de "Caraja", año 2008.-


(...)

17 de abril de 2010

Barcos en la bahía

Yo vengo de siglos pasados
de olvidados reinos de papel
deshojados otoños poéticos
amargas habitaciones
de pobreza consumada

Mis hijos murieron reventados
por los fusiles del derecho
mis abuelos cayeron con sus huesos
en las fosas interminables de la minería

La voz es grave al recuerdo
dónde está el viento que me trajo
hasta el confín del gentío
hasta el límite de la noche?


(...)

14 de abril de 2010

La iglesia católica chilena*

“Mucho cuidado en los corredores”, me dijo Ruiz-Tagle que le había dicho el Padre Rodríguez. Esto es ridículo. ¿Por qué previene a algunos y a otros no? ¿Y qué peligro puede haber en los corredores del Seminario? Cierto es que cuando salimos de la pieza del Padre Rodríguez, uno por uno o en grupo, no se ve gota en los corredores del segundo piso, y el Seminario Viejo es tan destartalado que no sería raro que se quebrara una de las tablas que crujen. Sería espantoso caer y caer interminablemente en un hueco de escalera rota. Capaz que uno terminara en el altar de alguna capilla o en la cama monumental de algún monseñor jubilado de los que tal vez alojan con puerta al jardín interior; les dan esas piezas, quizás, porque de puro viejos no podrían subir las escaleras; y seguro que se llevan en cama día y noche, con el rosario amarrado a las manos y el Diario Ilustrado de hace veinte años abierto encima de la colcha pero sin leerlo porque son casi todos ciegos estos curas misteriosos que arrastran los pies cuando tienen ánimo de caminar. Pero ninguno de ellos está en condiciones de caminar en la oscuridad; y en el Seminario las ampolletas son pocas y cuando hay alguna encendida, por enorme que sea, da apenas una luz más ciega que las tinieblas. En los corredores, como sea, no hay ninguna ampolleta, ni grande ni chica ni amarilla ni apagada. Hay oscuridad completa y olor a humedad, olor a gato, quiero decir a meado de gato. Si no hubiera ese olor a gato dominaría el olor a ratón que se insinúa por las ranuras inferiores de ciertas puertas. Uno adivina que viven otros curas en esas piezas con tufo a ratón, pero uno no los ve jamás. El único sacerdote que he visto en el segundo piso del Seminario es el propio Padre Rodríguez. La única gente viva que se pasea por ahí desde que tengo memoria de nuestras venidas a las reuniones de acción católica donde el Padre Rodríguez, somos nosotros mismos que venimos las tardes de los jueves, a las seis. En invierno a las seis ya está oscuro.

Hace años, las reuniones eran de veras de acción católica. Desde hace tres o cuatro son otra cosa. Algo dice el cura Rodríguez de que hay que cuidar la pureza y cosas así, y cita una frase de una epístola; pero la mayor parte del tiempo, todo el tiempo, nos llevamos leseando entre nosotros y, a veces, con él. Confieso que no me gusta mucho el Padre Rodríguez, y yo le caigo bastante mal. Como las revistas Life y otras con fotografías (hay revistas en inglés donde la propaganda de cigarros tiene retratos o dibujos de mujeres en trajebaños – se les ve todo, y hasta un pequeño montículo tan agradable de mirar, que se llama, recordemos las clases de biología, Monte de Venus), ya las hemos visto varias veces y este jueves el cura Rodríguez no ha renovado su provisión de mujeres en trajebaños mojados dentro de revistas en colores inglesas en papel brillante, terminamos peleando a empujones con Jorge Concha. Le di un buen empujón y fue girando como trompo a dar con la cabeza en el filo del escritorio de madera pesada del Padre Rodríguez y se paró medio mareado Jorge Concha; yo, que estaba con rabia porque él me atacó a traición, me puse a mirar el cuadro horrible en blanco y negro con el milagro de Moisés pasando por el Mar Rojo; es un grabado pero el marco es ancho y con volutas como si en vez de litografía se tratara de una pintura; oí a la perfección que el cura le decía a Concha (creo que le dijo fuerte para que yo lo escuchara): “Pégale ahora, no te dejes empujar así, aprovecha”. Me di media vuelta y lo miré con vergüenza, vergüenza por él, y Concha no se atrevió a hacerme nada porque cuando estoy con rabia estoy con rabia.

¿Qué significa esto de tener mucho cuidado en los corredores del Seminario?

Ruiz-Tagle me contesta: “Es que hay curas que llaman a los niños a sus piezas y les hablan de Jesucristo y después no los dejan salir. El año pasado hubo un escándalo”.

Pero no puedo entender por qué el cura Rodríguez les ha dicho esto a algunos no más y a otros – es mi caso – no.



*Texto de Armando Uribe, extraído del libro “Caballeros de Chile”, año 1974.-






(...)

13 de abril de 2010

Periferia

Barrio Florido
Valparaíso



(...)

8 de abril de 2010

Apocalipsis Fáctico*

Vengo a avisar que ya es de noche
que está casi abierta la ventana
huele a primavera y es cemento
las cadenas de la noche no son falsas.
Hay salitre en tu cadera infértil
un par de letras en tu lengua muda
hay un niño que está jugando solo
ya manchó su pantalón con barro,
vengo de donde faltan palabras
una ciudad que come verguenza
allá la noche es una roca triste
que aplasta de hambre el alma y los bolsillos,
vendrá el reinado de muertos
cuando los pobres pierdan la corona
y en los patios negros
campanarios de oro
ya no juegue el niño ni se manche,
llegará un olor terrible
del putrefacto germen de la calle
te perderás insípido en tu cama
porque la sangre sólo grita adentro
y comerá nuestra sangre la luna
por no ver tanta sangre en nuestros ojos,
vengo de un sueño anaranjado
de esos que duelen si despiertas,
vengo de un beso hasta la guata
vengo de otro sol
otro planeta
sólo para mostrar que acá es de noche
y que basta soplar las estrellitas
para hacer verdad esta masacre
de bandera y huesos encarnada
abrázame,
acá es de noche
y está abierta la ventana.


*Poema de Amanda Durán, aparecido en la antología "El lugar de la memoria. Otro mundo es posible".