Durante el terremoto que azotó la octava
región de Chile
y que dejó un país devastado
todos los santos cayeron de sus pedestales
y al igual que la iglesia de la merced
en sólo tres minutos
fueron polvo.
Bajo los escombros yacía el cuerpo del cura
párroco
don Celestino Callao.
Bajo los escombros también
la puerta que daba a los sótanos. Y allí…
las réplicas, los santos de utilería.
Fue allí donde se cavó primero.
Y por la tarde antes de que cayese el sol
ya un santuario improvisado se alzaba
frente a las ruinas de la iglesia.
Allí podían acudir los desgraciados a pedir
o dar gracias como Dios manda.
Está visto:
la iglesia desentierra primero a sus santos
que a sus muertos.
Carlos Gallegos
"Dios me dio la bendición de ser ateo"