18 de febrero de 2014

Hotel

Me despierto a oscuras
en una habitación extraña.
Hay una voz en el techo
con un mensaje para mí.

Repite una y otra vez
la misma ausencia de palabras,

el sonido que el amor hace
cuando alcanza la tierra,

metido a la fuerza en un cuerpo,
acorralado. Arriba hay una mujer

sin cara y con un animal
desconocido que tiembla dentro de ella.

Enseña los dientes y solloza;
la voz susurra a través de las paredes y el suelo;
ahora está suelta, libre y corriendo
cuesta abajo hacia el mar, como agua.

Examina el aire alrededor y encuentra
espacio. Al final,
me penetra y se vuelve mía.


Margaret Atwood
Poéticas del Cuerpo