Contemplamos la estrepitosa caída
del accidente cardiovascular.
La muerte tiene olor a revista médica.
Su color es el amarillo de los faroles urbanos
que te saludan por la ventana de la clínica
mientras tus ojos rebobinan las verduras
los juguetes los afectos los anzuelos
que te enganchaste en la lengua
cuando la vida era un trámite
y la rutina una cortina
que te impidió entender
el desapego
la química
los gusanos que vendrían por ti.
(inédito)