Patria
dispersa: caes
como
una pastillita de veneno en mis horas.
¿Quién
eres tú, poblada de amos,
como
la perra que se rasca junto a los mismos árboles
que
mea? ¿Quién soportó tus símbolos,
tus
gestos de doncella con olor a caoba,
sabiéndote
arrasada por la baba del crápula?
¿A
quién no tienes harto con tu timidez?
¿A
quién aún convences de tributo y vigilia?
¿Cómo
te llamas, si, despedazada,
eres
todo el azar agónico en los charcos?
¿Quién
eres,
sino
este mico armado y numerado,
pastor
de llaves y odios, que me alumbra la cara?
Ya
me bastas, mi bella madre durmiente
que haces heder la noche de las cárceles:
que haces heder la noche de las cárceles:
ahora
me corroen los deberes del acecho
que
hacen del hijo bueno un desertor,
del
pavito coqueto un pobre desvelado,
del pan de Dios un
asaltante hambriento.Roque Dalton