No se puede dormir
alguien anda moviendo las cortinas.
Me levanto.
No hay nadie.
Probablemente rayos de luna.
Mañana hay que levantarse temprano
y no se puede conciliar el sueño:
parece que alguien golpeara la puerta.
Me levanto de nuevo
abro de par en par:
el aire me da de lleno en la cara
pero la calle está completamente vacía.
Sólo se ven las hileras de álamos
que
se
mueven
al
ritmo
del
viento.
Ahora sí que hay que dormir.
Sorbo la última gota de vino
que todavía reluce en la copa
acomodo las sábanas
y doy una última mirada al reloj
pero oigo sollozos de mujer
abandonada por delitos de amor
en el momento de cerrar los ojos.
Esta vez no me voy a levantar
estoy exhausto de tanto sollozo.
Ahora cesan todos los ruidos
sólo se oyen las olas del mar
como si fueran los pasos de alguien
que se acerca a nuestra choza desmantelada
y
no
termina
nunca
de
llegar.
*Poema de Nicanor Parra, extraído del libro “Canciones rusas”, de 1967.