Unas tablas manchadas de tiempo
un techo limpio de vientos
una mañana azulada de sueños
bajo la existencia del rancho.
Al alero de la sombra campestre
enciendo mi pipa.
Son tantos los recuerdos que salen del humo
como flores esparcidas en primavera.
Son tantas las caras
mujeres niños y hombres
ancianos y sombras
las que me hablan en este susurro matinal.
Valparaíso abajo se ve como una invención siniestra
de algún arquitecto egoísta.
Y yo acá
en esta corona de nubes
me veré como una invención del carbón
aquel que yace en mi piel
después de tantos besos en las minas del sur.
Como las tablas del rancho
manchadas de tiempo
mis manos van por el aire
manchadas de carga
cansancio y fatiga
después de 100 años sudando
bajo la incógnita de la tierra.
Me duermo en el pasto.
Abajo un barco sale de la bahía.
Todo sigue igual.
(...)