Los veinte años que cumple Radio Placeres – con algunos períodos de interrupción – son una ocasión propicia para levantar y reclamar los medios de comunicación alternativos como un derecho de la ciudadanía y sus organizaciones.
Actualmente, las leyes del país condenan a las radios comunitarias a una constante ilegalidad, haciéndolas a un lado en beneficio de las radios comerciales, productoras de dinero y estereotipos, jugando siempre a favor del agrietado sistema de vida neoliberal. No es posible creer que ese es el único país. En Chile existe espacio para la disidencia. Existe el espacio para levantar otras voces, otra visión del mundo.
La enorme cantidad de jóvenes que ya no digiere los gases del monstruo globalizado encuentra en las radios comunitarias un espacio para escuchar su propia voz, o las voces de sus compañeros, o las voces de otros jóvenes que en otras latitudes también buscan espacios. La música de los márgenes, que no busca la venta sino el mensaje, el placer de un sentimiento musical o poético, la noticia que no consideró el diario ni la tele, aparece en los diales “ilegales”, que se juegan el pellejo por informar, por transmitir y hablar algo nuevo. Se juegan el pellejo porque esa práctica está fuera de la ley en muchos países del orbe, incluyendo Chile.
Esta labor de hacer ciudadanía, de hacer cultura, no puede ser un delito. Ningún Estado tiene derecho a requisar los equipos de las radios comunitarias ni a prohibir su funcionamiento. En Brasil, durante el mes de abril, se quemaron 8 toneladas de equipos confiscados a las comunitarias. No hay justificación alguna para proceder de esa manera. La gente tiene derecho a hablar y escucharse.
LA REALIDAD CHILENA
En nuestro país, la Archi (organización que agrupa a las emisoras comerciales) apunta el argumento de que muchas comunitarias hacen publicidad. Hay que establecer entonces que los derechos comerciales no son un ámbito de las comunitarias. Radio Placeres de Valparaíso ha demostrado que se puede levantar un soporte radial sin necesidad de vender avisos. Con organización es posible superar la falta de recursos. Sería interesante situar la mirada hacia ese mundo que no necesita de mercancías para motivarse. Una verdadera radio comunitaria debiera tener como espíritu la solidaridad y no las burbujitas del sistema.
Respecto a los derechos de propiedad intelectual, motivo por el cual en marzo se cerraron tres radios en Santiago, podemos decir que las comunitarias no lucran con las canciones o poesías de los artistas: simplemente sitúan la obra en una esfera más profunda, se aborda el arte como una expresión cultural ligada a varios fenómenos, se le expone en la vida cotidiana sin la presencia de un elemento comercial de por medio. Por lo tanto, no se debe creer que el artista está perdiendo dinero de sus derechos. El artista gana en las comunitarias pues su obra se difunde sin la condición de “canciones singles” o “acuerdos de difusión”, sin la restricción que imponen los grandes medios. Es su obra entera la que se expone, cosa que no sucede en las radios lucrativas, que tratan todo de manera superficial pues su eje es el comercio y no el arte.
En las comunitarias no se gana plata a costa de los artistas. Al contrario: ahí se difunden sus tocatas, ahí se escuchan sus guitarras en vivo y en directo, ahí se escuchan sus opiniones sobre la educación pública o el alza de los alimentos, ahí conocen a otros como ellos, ahí se genera la cultura más interesante y viva de un país.
20 AÑOS CONTRA EL MONOPOLIO COMUNICACIONAL
Valparaíso es una ciudad rompecabezas que a veces encaja, y otras veces no. La banda sonora de la locura urbana del mar y sus quebradas tiene varios matices, y en Radio Placeres se puede sintonizar todos los días, las 24 horas, en el 87.7 FM en el puerto y Viña del Mar, y en todo el mundo a través de http://www.radioplaceres.cl/.
Actualmente organizada en un colectivo de personas, la Placeres también está amenazada por la injusta legislación chilena. La radio no tiene avisos comerciales. Nadie tiene ganancias por trabajar en ella. Sólo se tienen más de 20 programas, donde se abordan temas tan diversos como la interpretación de los sueños, la poesía, la escena cultural local, el feminismo, la labor del concejo municipal, la actualidad informativa, el reggae, el rock, el hip-hop. Se trata de generar opinión desde la diversidad que somos, de difundir ideas e iniciativas culturales situadas en la esfera del arte, de la sociedad, de la política.
Por los estudios de Radio Placeres han pasado la mayoría de los actores sociales actuales, incluyendo parlamentarios, alcaldes, concejales y políticos. Como medio de comunicación, está completamente validada. Sólo falta que la amenaza del “estado de derecho” se convierta de verdad en una garantía de derechos iguales para todos y deje de ser el derecho de unos pocos a ganar dinero a costa de un espacio público, como es el espectro radiofónico.
En este año de aniversario de Radio Placeres, una de las comunitarias referenciales del Chile central, quienes trabajan en los medios alternativos, sus auditores, lectores o telespectadores, los artistas que han participado o aparecido en ellos, deben unirse para defender el derecho a la libre comunicación. Asimismo, “las autoridades” deben actuar éticamente (pues igual recurren a los medios alternativos) y no sumarse a la cruzada de Archi para callar a los semejantes que no piensan como ellos. Así como el señor empresario tiene derecho a ganar plata haciendo radio, nosotros tenemos derecho a no ganar plata haciendo radio. La vida es muy coherente cuando la justicia está en ella.
El llamado está realizado. Hagamos correr la voz y estemos preparados a defender lo que nos pertenece, lo que somos.
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Actualmente, las leyes del país condenan a las radios comunitarias a una constante ilegalidad, haciéndolas a un lado en beneficio de las radios comerciales, productoras de dinero y estereotipos, jugando siempre a favor del agrietado sistema de vida neoliberal. No es posible creer que ese es el único país. En Chile existe espacio para la disidencia. Existe el espacio para levantar otras voces, otra visión del mundo.
La enorme cantidad de jóvenes que ya no digiere los gases del monstruo globalizado encuentra en las radios comunitarias un espacio para escuchar su propia voz, o las voces de sus compañeros, o las voces de otros jóvenes que en otras latitudes también buscan espacios. La música de los márgenes, que no busca la venta sino el mensaje, el placer de un sentimiento musical o poético, la noticia que no consideró el diario ni la tele, aparece en los diales “ilegales”, que se juegan el pellejo por informar, por transmitir y hablar algo nuevo. Se juegan el pellejo porque esa práctica está fuera de la ley en muchos países del orbe, incluyendo Chile.
Esta labor de hacer ciudadanía, de hacer cultura, no puede ser un delito. Ningún Estado tiene derecho a requisar los equipos de las radios comunitarias ni a prohibir su funcionamiento. En Brasil, durante el mes de abril, se quemaron 8 toneladas de equipos confiscados a las comunitarias. No hay justificación alguna para proceder de esa manera. La gente tiene derecho a hablar y escucharse.
LA REALIDAD CHILENA
En nuestro país, la Archi (organización que agrupa a las emisoras comerciales) apunta el argumento de que muchas comunitarias hacen publicidad. Hay que establecer entonces que los derechos comerciales no son un ámbito de las comunitarias. Radio Placeres de Valparaíso ha demostrado que se puede levantar un soporte radial sin necesidad de vender avisos. Con organización es posible superar la falta de recursos. Sería interesante situar la mirada hacia ese mundo que no necesita de mercancías para motivarse. Una verdadera radio comunitaria debiera tener como espíritu la solidaridad y no las burbujitas del sistema.
Respecto a los derechos de propiedad intelectual, motivo por el cual en marzo se cerraron tres radios en Santiago, podemos decir que las comunitarias no lucran con las canciones o poesías de los artistas: simplemente sitúan la obra en una esfera más profunda, se aborda el arte como una expresión cultural ligada a varios fenómenos, se le expone en la vida cotidiana sin la presencia de un elemento comercial de por medio. Por lo tanto, no se debe creer que el artista está perdiendo dinero de sus derechos. El artista gana en las comunitarias pues su obra se difunde sin la condición de “canciones singles” o “acuerdos de difusión”, sin la restricción que imponen los grandes medios. Es su obra entera la que se expone, cosa que no sucede en las radios lucrativas, que tratan todo de manera superficial pues su eje es el comercio y no el arte.
En las comunitarias no se gana plata a costa de los artistas. Al contrario: ahí se difunden sus tocatas, ahí se escuchan sus guitarras en vivo y en directo, ahí se escuchan sus opiniones sobre la educación pública o el alza de los alimentos, ahí conocen a otros como ellos, ahí se genera la cultura más interesante y viva de un país.
20 AÑOS CONTRA EL MONOPOLIO COMUNICACIONAL
Valparaíso es una ciudad rompecabezas que a veces encaja, y otras veces no. La banda sonora de la locura urbana del mar y sus quebradas tiene varios matices, y en Radio Placeres se puede sintonizar todos los días, las 24 horas, en el 87.7 FM en el puerto y Viña del Mar, y en todo el mundo a través de http://www.radioplaceres.cl/.
Actualmente organizada en un colectivo de personas, la Placeres también está amenazada por la injusta legislación chilena. La radio no tiene avisos comerciales. Nadie tiene ganancias por trabajar en ella. Sólo se tienen más de 20 programas, donde se abordan temas tan diversos como la interpretación de los sueños, la poesía, la escena cultural local, el feminismo, la labor del concejo municipal, la actualidad informativa, el reggae, el rock, el hip-hop. Se trata de generar opinión desde la diversidad que somos, de difundir ideas e iniciativas culturales situadas en la esfera del arte, de la sociedad, de la política.
Por los estudios de Radio Placeres han pasado la mayoría de los actores sociales actuales, incluyendo parlamentarios, alcaldes, concejales y políticos. Como medio de comunicación, está completamente validada. Sólo falta que la amenaza del “estado de derecho” se convierta de verdad en una garantía de derechos iguales para todos y deje de ser el derecho de unos pocos a ganar dinero a costa de un espacio público, como es el espectro radiofónico.
En este año de aniversario de Radio Placeres, una de las comunitarias referenciales del Chile central, quienes trabajan en los medios alternativos, sus auditores, lectores o telespectadores, los artistas que han participado o aparecido en ellos, deben unirse para defender el derecho a la libre comunicación. Asimismo, “las autoridades” deben actuar éticamente (pues igual recurren a los medios alternativos) y no sumarse a la cruzada de Archi para callar a los semejantes que no piensan como ellos. Así como el señor empresario tiene derecho a ganar plata haciendo radio, nosotros tenemos derecho a no ganar plata haciendo radio. La vida es muy coherente cuando la justicia está en ella.
El llamado está realizado. Hagamos correr la voz y estemos preparados a defender lo que nos pertenece, lo que somos.
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