La crudeza de la pobreza. La cosa rima, pero no es tan superficial como parece. En este poemario, editado por LOM Ediciones, podemos darnos cuenta de ello. Y es que el autor nos presenta en su poesía (muy original por lo demás) una cara terrible de este flagelo, marginada u oculta del país oficial: el hacinamiento.
Partiendo de esa base, y comprendiendo que el entorno es siempre el mismo en estos casos (falta de oportunidades, vicios, indigencia, violencia), Ruiz se conecta con la perpetuidad de los pobres, fenómeno que afecta a casi todos los que nacen en esa condición y que por ese sólo hecho, quedan condenados a vivir así durante toda la vida. En ese ambiente, claro está, aparecen conceptos como el amor, los tabúes y la “inocencia” de la niñez, entre otras apariciones concretas y espectrales.
Con una dureza temática capaz de provocar escalofrío y estremecimiento en un lector sensible, “Cobijo” presenta una escritura muy original y poderosa, que habla por las distintas bocas de sus protagonistas, generando así una poesía dinámica, rítmica y directa, que no cae en la mistificación del asunto, sino todo lo contrario.
Un libro pleno de sensaciones y capacidad evocativa, especial para los amantes de la poesía aburridos de la auto-referencia y que buscan algo de poesía social, original, creativa, y por sobre todo, que tenga algo concreto que decir.
Algunos poemas:
hubo color en las camillas de América nocturna?
hubo una vez solamente una vez la rosa perfumada
o todo bajo el sol que a sombra, siempre penumbra?
el amor fue sólo el beso que nos dieron al parir y antes de morir
la miseria es carnicera per se
comemos el charqui de los que no congelan
el calor de las perreras
compartimos sin equipaje
mediagua y entera motel
nos damos
de rodillas de espalda
de frente
mi padre abuelo
padre y madre
padre e hija
a una cama
nos asimos
nos cansó el hacino
qué caricias
no hicimos roces
patadas
vivimos en una micro
mi crío
mi criado
mi cria tura
el herpes
nos pegamos
los hongos de las uñas
las liendres
garrapatas
el quiltro
a sus crías
qué nos hicimos?
la sopa fría
los hematomas bajo el párpado
y el llanto?
el llanto despacio
que no despierten los vecinos
que no despierte la cría
nos cansó el hacino
vivimos en
una micro
viajando por la mala vía
***
moco
moco de niño
en las mangas
moco en los labios
y en las lenguas
encrostradas de herpes impétigo
moco
moco en los ceniceros
en las salas de esperanza
y todas las mañanas de invierno
llueve moco de niño sobre Santiago
mucosa en los pezones
en los delantales blancos
moscos y mocos de mocosos
con lágrimas
tubérculos secos
y leporinos sollozos
en cola de turno
se contagian como perros los ladridos
se multiplican por mil los llantos
los moscos
los niños enfermos
en las tibias mañanas de invierno
en las moconsultas de Santiago
***
grumos vomita
mientras sueña
con espasmo
los dioses
de su pasado
le empujo los flatos
como si fuera
el otro
que llega borracho
se caga y le cambio
***
los móviles inmóviles
osillos suspendidos
en el aire caliente
pero mi bebé ve mover
el cielo
la tierra bajo sus pies
no sabe
si duerme o muere
porque apenas distingue
la vida
apenas
el vino de la leche
***
no es que mi niño no entienda
es que aún habla el idioma de los animales
respira en esa atmósfera que nos ahogaría
las piedras le susurran sus nombres
hechos con la música de sus ondas en el agua
él comprende el silencio azul
y su dedo indica el canto que forma los ecos de otros ecos
pero su lengua es un pez que olvida el nado
y aprende a caminar
los dioses no le entienden
y mi niño ya no respira en la poesía
***
los prematuros
fueron sólo hernias que brotaron de mi madre
nada más que piedras
otras piedras que arrojar al mar
la pobre ponedora quiso llorar por sus minerales sin alma
pero quién llora piedras?
***
qué pobre leche
me has dado
mamá
se nota que
no te nutrías
como debiste
mi boca sabe
que bebes sopa
la purita no mana de tus mamas (no alcanza)
para tus crías
que te curten los pezones
***
la tormenta destruyó
el nido lárico
brutal farsa
compartimos
con otros de nuestra especia
no parlamos el mapudunzu
nunca oímos el río de la infancia
qué río
un canal pasaba por mi patio
mi abuelo más idiota que sabio
los pájaros conocieron no
nuestros hombres
nadie me espera de vuelta
adiós a la dulce infancia
en las calles de barro
sufrí desde que tengo
memoria
hasta sufrir de memoria
sin saber por qué
nos castigaron
hasta cuando santos
guagua que no llora no mama
perro que ladra no muerde
pero lloré y no mamé por eso ahora ladro y muerdo de rabia
cuando llegué a jugar
los niños
se escondieron
lo sé
los oí reír tras los arbustos
dónde están?
jugando?
están jugando!
desde pequeño conocí el cinturón y su locura
el padre se baja la cremallera
muestra
su verdadera intención
pequeñas plantillas
de hermanos prematuros
siguen
por el camino
hasta mi patio
sus risas
aún tras la brecha
están jugando!
están jugando!
siguieron
los globos de cumpleaños
sin saber
que nunca vinieron
y no eran globos
sino
placentas enfermas de mi madre
mis hermanos idos
lo ignoran
quieren jugar
andan por ahí escondidos
mis hermanas vírgenes
peinan las trenzas pálidas de sus muñecas
para fantasmas fiestas
mis hermanos fueron
piedras
Erinias
heridas
hernias
hemorragias de mi madre
caían lágrimas amnióticas
por todas
sus pérdidas
de las contracciones de su piñata
salieron mis hermanitos de malva
en negro rojo y gris
sangrientos
muertos
antes de vivir
***
cuánta destrucción en los nidos americanos
cuántas patrias arruinadas y marchitas
dónde están mis hermanos consumidos por el ácido?
consumidos, he?
***
qué camino seguirán las cigüeñas
con nuestros bastardos en sus garras
los arrojan
abajo los esperan
cunas de bronce
de mimbre
pesebres
y tiestos de basura
orfelinatos y perreras
***