15 de diciembre de 2005

Regresión

Libertario jinete fui
escarbando las lomas de esta tierra
escapando con mi botín
rindiendo cuentas a mi conciencia.
Asalté diligencias
robé relojes a blancos caballeros
y arrebaté joyas a damas
que me amenazaban con el infierno.
Nada me importaba.
Era sólo yo, y los míos.
Éramos nosotros
cuatreros de la vida
bandidos del destino
esperando en cualquier curva
el paso de la lujuria.
Eso nos daba rabia.
Arriba en los ranchos
los niños a pie pelado en invierno
morados se ponían tosiendo
los últimos alientos de su miseria.
Y abajo
champaña
banquete
seda y terciopelo
bigote y sombrero
al calor de las chimeneas.
Morí en la mía.
Fue un inglés
el que atravesó la bala en mi pecho.
Y yo riendo
caí de espaldas por la Calaguala
y ahí me quedé
para siempre.
Cuando subas por ahí
estarán mis ojos sobre ti.
Pero no temas: sólo soy aire.