La lengua de la humedad
revuelve mis palabras.
Entre los acentos
hay marcas de gotas:
pedazos de una época
que se evaporaron
tras el vacío que dejaron
los cuerpos que se fueron.
Nos faltan cientos, miles
de jóvenes y obreros
campesinos y mujeres,
canciones y fábricas.
Pero no nos faltan palabras
ni valentía ni calle
ni piedras ni barricadas:
en la historia oficial
seremos siempre
la página de protesta,
la afilada persistencia
de la humedad.