Cierta vez
-en la base
aérea de Morón-
vi a un
perro perseguir
tercamente
a una
avioneta,
correrla a
través de la pista
saltando
con un tarascón al aire
en el
instante del despegue.
Ya con la
sangre seca de la nada
entre sus
dientes
la
observará
alejarse
haciéndose
imposible.
Un poema se
domicilia en ese perro
hay un
poema
que alquila
una pieza por ahí,
el intento
desesperado
de morder
aquellas formas que despegan.De "Los Perros del Muro de Berlín"
Ediciones Periféricas 2014