21 de mayo de 2013

Protesta Social / 21 de Mayo / Valparaíso / toma dos


Yo tengo adentro diez soles,
ninguno vendido al gran capital:
mi voz, marginada de la poesía oficial,
es un desgarro silencioso
entre las afiladas estacas de la lluvia;
mi corazón no duerme hace dos mil años
entrando y saliendo de la cárcel mental
en la que todos mueren como un gran rebaño:
entonces mis diez soles aparecen
      al mismo tiempo
y ese resplandor sublime, soberbio,
que es el énfasis, se mezcla con barro de los siglos,
cuando la historia y el trabajo de los abuelos
sobrepasa toda moda del momento
y así soy consciente del oficio.

La poesía no es un juego:
no creo que se pueda celebrar su día
cuando en las calles tras nosotros
la poesía misma es asesinada
en los ojos de un niño desaparecido,
en villas y poblaciones, con el hambre helada
del condenado a la servidumbre
antes de nacer.

Ahí es cuando sucede la tormenta.
Cometas, misiles, ágiles contorsiones
de protesta: alzo mi voz
con las entrañas en la mano:
levanto banderas quemadas
y solo, muy solo, siempre muy solo,
entono la canción única de mis labios:
un sordo rumor de esclavos,
una mañana de soles quemados
en la naranja del wallmapu,
con piedras-tribu en el aire, resistiendo.