Tiempo
tanto tiempo ha pasado
desde la llegada del barco
hasta esta costa.
Esclava era mi sangre
en días de irracional demencia
y el chillar de las cadenas
me posó en Valparaíso
como la melodía fúnebre
posa cuerpos en las fosas.
Años han pasado desde entonces.
Se acabaron los amos
llegaron los patrones
pocas cosas cambiaron
y el alimento se acabó.
Mi sangre volvió a su África
y me dejó como recuerdo
en la mitad de esta geografía.
Yo aún tengo la marca del látigo
la furia de la raza
la idiota invención de dios
que dispara en la historia
contra sus hermanos.
Y todavía vivo aquí.
En las alturas marinas
encerrado escribiendo
para que algún día se acaben
los patrones los salarios
que nos hacen igual de esclavos
como ayer la cadena conmigo.
*Publicado en "Periferia".