Veranito
El brillo de los metales pesados
en la comisura de los labios.
La ola de arsénico
vaciándonos el alma
en silencio, con la
complicidad de las gaviotas,
eternas carroñeras
de nuestros huesos.
La devastación
aumenta en cada veranito.
Mientras jugamos
a la inmortalidad,
sentados en la arena.
Mirando el ocaso
con ingenua paz.