7 de marzo de 2016

Suburbia


Me despedí muchas veces
de la poesía:
igual me la encontraba
borracha
pidiéndome auxilio
-casi siempre-
en la subida Ecuador.

A cuestas la subía al colectivo.

A veces no me la admitían
por buitreada.

Dormíamos entonces
en la plaza Cochrane.

Ahí nuestros corazones
se hicieron metálicos.

En la cercanía tibia
de las heridas.