Suburbia
Me despedí muchas veces
de la poesía:
igual me la encontraba
borracha
pidiéndome auxilio
-casi siempre-
en la subida Ecuador.
A cuestas la subía al colectivo.
A veces no me la admitían
por buitreada.
Dormíamos entonces
en la plaza Cochrane.
Ahí nuestros corazones
se hicieron metálicos.
En la cercanía tibia
de las heridas.