Cómo poder olvidarte
si en la ciudad respiras
y en el viento sueñas.
Cómo olvidar tu mirada
si tus pupilas residen en los muros
que se elevan por mis hombros
hasta las alturas.
Cómo borrarte de mi vida
si cada calle, cada escalera,
es tu huella poderosa
incrustada en la geografía.
Valparaíso es tu dominio:
eres en él como la niebla
o el sol de enero:
inundas los pedazos
con la sencillez de tu caminar.
¿Cómo olvidarte entonces,
mujer, delirio y desorden?
La ciudad
es el caparazón del amor
que se niega al olvido.
No hay humedad poderosa
que la pudra
ni viento violento
que la derrote.
Es Valparaíso
la prueba terrenal de tu paso
por mi vida prosaica,
y su extinción es la tuya:
su imposible muerte
es el destino de tu piel.