La presente entrevista fue realizada a Absalón Opazo por Marcelo Flores, de la California State University Northridge (CSUN), para el ramo Music from a Global Perspective (Música desde una perspectiva global), en noviembre de 2009.
Tesis del trabajo: a pesar de que la libertad de expresión y la protesta politica en la forma de música han sido censuradas en la historia de Chile, la música sigue siendo un vehiculo esencial para que la gente pueda expresarse.
¿Cuál es tu opinión acerca de la cancion protesta o Nueva Canción? En otras palabras, ¿cómo te afectó a ti cuando estabas creciendo, considerando que parte de tu familia está en la politica y otra gran parte son músicos?
R: La canción protesta para mi forma parte de la esencia de la cultura popular chilena, por cuanto ella nace en el segmento social denominado proletario-campesino que hasta 1973 participó activamente en la vida social del país, como un referente político y cultural. Lo de protesta creo que viene justamente porque ese sector de obreros y campesinos, además de muchos estudiantes y pobladores, estuvieron siempre disconformes con el orden capitalista, que los afectaba directamente en ámbitos sensibles como salud, vivienda, educación, alimentación. Por eso siempre se manifestaron en contra, y si consideramos el 44% de apoyo que tuvo Allende en las elecciones previas al golpe de estado, nos daremos cuenta que era mucha gente la que se identificaba con estos conceptos, y eso incluía a los artistas. Tanto Violeta Parra como Víctor Jara nacieron en la pobreza campesina, y su talento e inteligencia los hizo constatar la situación y utilizar su arte para denunciar lo que vivía su gente.
A mi este proceso me toma en los años '80, cuando aún el movimiento popular era grande. No mentiría si dijera que mis primeras aproximaciones a la poesía las tuve escuchando Canto Nuevo o Canción Protesta. En mi familia mis tíos cantaban y escuchaban las canciones todo el tiempo. En la casa habían revistas, diarios que hablaban desde la oposición a los militares. Indudablemente que eso forja un interés, un perfil. En ese sentido, esta Canción me marca en un sentido identitario, de decir, de aquí vengo, esto fui, este es el mensaje de mi familia.
¿Qué relación ves tú entre la Cancion Protesta y el caceroleo de los años '80?
R: Ambas acciones tenían un fin político: denunciar la pobreza que estaba generando la dictadura. En ese tiempo sentíamos que cualquier acción que buscara oponerse al gobierno había que aplaudirla. Escuchar miles de cacerolas sonando en tu ciudad era tan sobrecogedor como escuchar una canción de Violeta Parra o Silvio Rodríguez, que si bien no es chileno, era uno de los que más se escuchaba en ese tiempo. La relación también tiene otro componente: lo sonoro como protesta, como expresión de descontento. El sonido como rebeldía.
¿Ahora que el país no está más en dictadura, crees tú que los artistas de la Nueva Canción han caido en las manos de la comercializacion o siguen fieles a sus raices?
R: Yo creo que el concepto cayó en la comercialización, porque el país cayó en la comercialización. Indudablemente hay grupos como Sol y Lluvia y Quilapayún que siguen siendo marginales a la industria del entretenimiento, pero también hay varios emblemáticos como Inti-Illimani o los Hermanos Parra que son absolutamente comerciales, principalmente porque apoyan al gobierno actual que es neoliberal (ultra-capitalista), y por eso tienen tribuna en televisión, en los diarios. En este punto es importante eso de ser fieles a las raíces: ¿cuáles eran esas raíces?
Yo pienso que apoyar al actual gobierno sólo porque participa el Partido Socialista es no conocer la histórica oposición del Canto Nuevo al capitalismo. El Canto Nuevo cuando se comercializa apoyando gobiernos que mantienen el actual sistema económico o social, deja de ser Canto Nuevo y pasa a ser una anécdota folclórica no más, a años luz de Violeta Parra o Víctor Jara. Eso para mi es claro.
Los nuevos artistas, especialmente aquellos que surgieron después del gobierno militar, ¿crees tú que tienen algún interés en la canción protesta? ¿Influencias?
R: De todas maneras, a nivel vocal, de letra, absolutamente. A nivel musical ahora recién se está viendo un renacer de la figura del cantor con guitarra, haciendo su propia música, y ahí hay mucha canción protesta o de denuncia. De manera general, la escena musical del país está siguiendo la tendencia latinoamericana de fusionar estilos y formas de canciones, y dentro de eso la canción protesta está muy presente porque se viven tiempos de reivindicación latinoamericana y eso es un tema que históricamente a motivado a la Nueva Canción. Abundan las canciones que hablan de Simón Bolívar, de la Gran Patria Latinoamericana. Eso es bonito porque se mezclan generaciones y salen cosas muy divertidas y certeras.
Chile durante la dictadura estaba en contra de "los yanquis" (EE.UU.), pero por lo que vi la vez que estuve en Chile hace un par de años, el país parece estar en un proceso de americanización. ¿Cual es el efecto que esto tiene en la música?
R: Un efecto es que la música que actualmente tiene más presencia en el ámbito de la protesta es el hip-hop. Se podría decir que la cultura del hip-hop reemplazó absolutamente al Canto Nuevo en los segmentos jóvenes de la población de los sectores populares. Pero tú escuchas una canción de hip-hop y escuchas samplers de Víctor Jara, de Quilapayún, de Patricio Manns. Versiones de temas de Violeta Parra. El hip-hop se hizo popular en parte porque recogió la tradición artística del Canto Nuevo. Ahora se ven grupos que mezclan en el escenario las dos formas, charangos y djs, imagínate.
Respecto a los yanquis, yo creo que Chile en dictadura estaba en contra de un sistema económico deficiente, que no ayudaba al país a superar la pobreza, el hambre, la mala situación de los hospitales, la cesantía, etc. Lo que pasa es que EE.UU representa el ícono del libre mercado entonces por eso se dice que estar en contra del capitalismo es estar en contra de EE.UU. Pero el capitalismo existe desde mucho antes, y el gobierno y los empresarios yanquis no representan a todos los EE.UU.
Ahora, un efecto que considero muy positivo en este tema es la posibilidad de los músicos chilenos de adquirir equipos, instrumentos, máquinas, programas de computador para hacer música. Esa es como la parte buena de los acuerdos de comercio. En Chile hay una buena disponibilidad de equipamiento técnico para hacer música, y eso yo creo que ha profesionalizado mucho la labor de músicos y sonidistas. Eso repercute en la calidad, porque los conciertos que tu ves ahora en las poblaciones suenan muy bien, cosa que antes sucedía rara vez. Hoy tenemos más herramientas para la música.
Por último, la gente que vive en lo más alto de los cerros, o en la Jose María Caro en Santiago, ¿crees tú que ellos encuentran una voz en la musica chilena moderna así como la gente encontró una voz en las canciones de Victor Jara?
R: Yo creo que el internet, junto con la mayor disposición de equipos e instrumentos, y el talento natural, están haciendo que la música que no participa de la industria tenga cada vez más seguidores. También contribuye el afiche, en el sentido que reparte los nombres de los grupos alternativos por toda la ciudad. A las tocatas siempre llega mucha gente. Hay ahora un mayor interés de los jóvenes sobre todo por conocer cosas más allá de la industria del entretenimiento. Y eso incluye nuevas visiones de la vida. Víctor Jara tenía un componente político muy intenso. Muchos jóvenes aprenden de política escuchando a los grupos de hip-hop y se interesan por algo que ni el colegio ni la sociedad pudo hacer: motivarlos a participar en algo. Eso es encontrar una voz, y como dije anteriormente, es un proceso que va creciendo.
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