10 de mayo de 2013

0.29

- Llovieron guerras, lloviznaron ráfagas de helicópteros invencibles, drones bombas - y dolieron los muertos tanto como el silencio del mundo ante la barbarie; después la tierra empezó a regenerarse, la sangre que corrió dio otro color a los árboles, de partida, por lo que los otoños nunca volvieron a ser como antes; se sembraron frutos y granos que nunca antes se habían dado, y en casi todas las casas salió la flor de la luz, una hermosa especie que se pensaba desaparecida, devorada por el cultivo transgénico de amapola y trigo africano; un bello día la guerra se olvidó, no quedaban muertos, no había tristeza; el sol era más pequeño, los días nadie los había vivido, y estábamos ahí, felices, hablando de la próxima cosecha.