27 de febrero de 2018

Escuela San Mario


Un río, un río torrentoso
como la sangre de sus arterias
cuando hablaba de frontera,
de emboscada y lanceo, allá,
en la franja de tierra que nos
querían quitar los enajenados
siervos del rey; hablaba y el sol
estiraba sus brazos somnoliento
de escuchar la misma historia
tantas veces.

Ahí aprendí a leer la poesía
en las cosas. En el tedio involuntario
del saber, en la rabia expresiva
del relato.