Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas,
dotado de corazón singular y sueños funestos,
precipitadamente pálido, marchito en la frente,
y con luto de viudo furioso por cada día de vida,
ay para cada agua invisible que bebo soñolientamente,
y de todo sonido que acojo temblando,
tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría,
un oído que nace, una angustia indirecta,
como si llegaran ladrones o fantasmas,
y en una cáscara de extensión fija y profunda,
como un camarero humillado, como una campana un poco ronca,
como un espejo viejo, como un olor de casa sola
en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,
y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores,
posiblemente de otro modo aun menos melancólico,
pero la noche, de pronto, el viento que azota mi pecho,
las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,
el ruido de un día que arde con sacrificio,
me piden lo profético que hay en mí, con melancolía,
y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos
hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.
De Residencia en la tierra
25 de julio de 2017
23 de julio de 2017
15 de julio de 2017
Valparaíso Vintage / Las estaciones del olvido
Miré
hacia atrás
nunca
dije basta
las
bestias del rebaño
huelen
la sangre
y
te salen a buscar
con
sus colmillos afilados
Un
corvo es más amigable
Pero
la periferia porfía
y
el día siempre empieza
con
un muerto tibio
y
su cabeza reventada
en la vereda
(Mientras el papel de los siglos
(Mientras el papel de los siglos
miente
y denuncia
oprime
y sentencia)
(Cabalga
en la historia
el
héroe nacional)
Una leche fría
y
a la perrera
otro
tibio atardecer
cargando
cadenas
otra
pesada herencia
de
esqueleto y tos
siempre olvidando
el dolor del fuego
8 de julio de 2017
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