20 de enero de 2017

Nocturno #18


La mañana es el amarillo
que brotaría de tus ojos
si fueras una flor; en realidad
eres flor, ya flor en el jardín humano,
bella y fecunda como dos planetas
creciendo testiculares en el esqueleto
de un niño fusilado por militares;
de ahí el amarillo que sublima y no deprime,
de ahí la resistencia de lo añejo, del papel
que carga encima todos los poemas,
todos los alegatos y rencores,
el resentimiento como amanecer:
la poesía como trago amargo.