25 de diciembre de 2014

Baila Monstruo (fragmento)



Yo ya olvidé lo que escribí y la poética mutará arrasando estas páginas que ya se fueron junto conmigo en alguna esquina inencontrable de la materia colaborando en silencio con el núcleo del caos en permanente malformación y ahora el estilo de las masas es cortar el césped de la literatura impregnar los labios con jarabe y no tener otra alternativa y así la calle suele repetirse el plato con las almas moribundas que la pueblan sufriendo o escribiendo o tanteando el desastre natural de la belleza que no claudica pero envejece hasta posar su brillo donde todos brillan



(...)

17 de diciembre de 2014

Nueva editorial para nuevos tiempos


Aplicación


Lo que falta
es siempre
lo que queremos.

Faltan quinientos
pa un ron achupallas.

Falta más papel
pa enrollar la vida.
Pa fumarla por los ojos,
leyendo.

Faltan las partes de un reloj
que se detuvo hace 40 años.

Y faltan las industrias retumbando,
sublimes, en la conciencia reposo
de nuestros días.

Hambre

hoy soy una sombra
una araña de rincón en la
oscuridad de su cueva

rehuir quiero cualquier mirada
y olvidar que mi voz resuena
mientras la humanidad
es asesinada todas las mañanas
al fondo de mi corazón

en esta oscura pagoda
mis días están contados
a pesar de las palabras que
escapan por la rendija de mi
esqueleto

(araña o vicio o eterna infelicidad
de la poesía

insecto o presa o voraz infamia)

(recuerdo aquel incendio que consumió
mi casa completa       conmigo adentro)

/araña o vicio o segregada virtud

/o un mar de olas oscuras como regalo final

Intento # 16



El viento sopla
hacia el norte.

Las llamas nos miran
y avanzan.

Nunca las casas
se habían sentido
tan pequeñas.

3 de diciembre de 2014

Los gatos


Por Carlos Peirano

1) Hace un par de años, cuando estaba viviendo en el sur de Chile, leí una novela de Haruki Murakami que tenía entre sus protagonistas a un hombre de mediana edad, algo calvo y un poco lento, que poseía la extraña capacidad de no asombrarse al ver que la mayoría de los gatos le hablaban. La novela en cuestión se llama Kafka en la orilla. Del nombre del japonés que hablaba con los gatos no me acuerdo, pero sí de la génesis de su extraño don. Como este pretende ser un inventario (con todas sus limitaciones), no voy a referirme a la trama de la novela. 2) En Islas en el golfo, novela póstuma, si mal no recuerdo, de Ernest Hemingway, hay un gato que se llama Cabrotas. 3) En La nueva novela, de Juan Luis Martínez, en la página 77, hay una bibliografía general sobre los gatos. El propio Martínez, en un poema que precede a la citada página 77, escribe con valor, y amargura, sobre la desaparición de un gato en su propia porcelana. Es posible que la bibliografía citada sea una broma bien elaborada, aunque tengo conocimiento del Old Possum´s Book of practical Cats, de T.S. Eliot. 4) Yo tengo cinco gatos que se llevan pésimo entre ellos (Jane Bowles escribió sobre las razones por la que los gatos no podían estar juntos y se parecen bastante a las razones que esgrimía para defender que dos escritores no pueden estar juntos: “Creo que los dos gatos juntos representan una desventaja, porque ninguno de ellos consigue la atención que desea y exige”). 5) ¿El gato de Cheshire era realmente un gato? 6) William S. Burroughs decía que cuando sus gatos se ausentaban sentía muchas ganas de llorar y a menudo lo hacía. 7) Justamente cuando vivía en el sur de Chile murieron dos de nuestros gatos, Manchester y Gengis Khan, y mi hermana tuvo que enterrarlos en el patio de la casa. 8) Paul Bowles escribió un cuento, “Kitty”, en el que una niña se convierte en gato. 9) Rolando Cárdenas alimentaba a sus gatos con sobras de pescado que encontraba en los alrededores del mercado central. 10) Paul Bowles tenía un gato negro en Tánger. 11) Una vez vi en Mendoza, a las afueras de la universidad nacional de Cuyo, cómo una jauría de perros mataba a un gato grande lleno de manchas que parecían dibujadas sobre su cuerpo. 12) No sé si Enrique Lihn tenía gatos en su altillo ubicado en la calle General Salvo. 13) La primera vez que vi un gato fue en Quillota, tenía como cuatro o cinco años, y me provocó mucha angustia verle. 14) Ted Hughes le regaló un gato siamés, en Londres, a Sylvia Plath, y ésta lo rechazó. 15) Uno de mis gatos se llama Joe, y es negro, como el boxeador que le impidió, según relata el hermano menor de Jorge Teillier, Iván, en su cuento Antes del otoño, conseguir la corona mundial al púgil nacional Arturo Godoy. 16) Clarice Lispector detestaba a los gatos. 17) En esta época del año, en mi casa, aparecen otros gatos. 18) Marcia Saavedra, que tiene sólo un poemario publicado, titulado Rumor en la sala, tenía un gato que se llamaba Carlos. 19) En los monasterios budistas se prohíbe el ingreso de felinos (y de otros animales). 20) Deleuze, en un documental titulado L´abécédaire de Gilles Deleuze, que vi hace bastante tiempo, decía que no le gustaban los gatos “por restregones”. 21) Robert Crumb creó una tira cómica notable que se llama Fritz the Cat. 22) Las últimas palabras de William S. Burroughs, nos cuenta Félix Romeo (a quien cito textualmente en algunos de estos párrafos), en Gato encerrado, son: “Nosotros somos los gatos encerrados. Somos los gatos que no pueden caminar solos y para nosotros sólo hay un lugar”. 23) Alejandro Jodorowsky, que conoció en el D.F. Mexicano a Leonora Carrington, dijo de ella que “tenía esa mirada penetrante, vivaz y misteriosa que sólo poseen los gatos”. 24) Edgar A. Poe, que nació en Baltimore, y era dipsómano, escribió en 1843 The Black cat. 25) Baudelaire, que tradujo al francés, parcialmente, la obra de Poe, vivía con dos gatos y su madre enferma en un París cercado por la miseria. 26) Giuseppe Ungaretti, en Alejandría, tenía una gata que se llamaba Liebre. 27) A propósito del Gato negro de Poe, dice el protagonista del cuento: “era un animal muy fuerte y bello, completamente negro y de una sagacidad maravillosa. Mi mujer, que era, en el fondo, algo supersticiosa, hablando de su inteligencia, aludía frecuentemente a la antigua creencia popular que consideraba a todos los gatos negros como brujas disimuladas.” 28) Robert Smith escribió, borrachísimo, una canción titulada All cats are grey.  29) En ninguna de las películas que he visto de Rainer Werner Fassbinder aparecen gatos. 30) Paul Bowles tuvo en su casa de Acapulco un ocelote, que es un gato grande, parecido a un puma, pero que puede domesticarse. 31) Witold Gombrowicz, que detestaba a los poetas, llegado a Buenos Aires, amaba (de manera displicente) a los gatos que rondaban las viejas pizzerías ubicadas en el barrio de Palermo. 32) En el colegio, yo y mis compañeros, tuvimos que embalsamar a un gato y algunos, cuando vaciamos las entrañas del animal en una pequeña palangana, vomitaron y se negaron a realizar el ejercicio. 33) En Gummo, de Harmony Korine, los adolescentes que protagonizan la película, cazan gatos con escopetas hechizas y los venden, por kilo, al administrador negro de una carnicería en Ohio. 34) Perry Farrell, en una de sus canciones, cuenta que su gato, Maceo, “es un pequeño hombre en el cuerpo de un gato”. 35) No tengo noticias de mis gatos, que ahora deben andar por el patio, o en las quebradas (mientras yo escribo esto), tomando el benévolo sol de este invierno que comienza a expirar, lamentablemente, hasta que llegue la hora en que vengan a pedirme comida y a beber el agua estancada del nenúfar que aún no ha florecido.