24 de abril de 2014
20 de abril de 2014
Villa Berlín
Nombres de ríos
nombres de flores
Ciudades alemanas
que jamás conoceremos
Anabólicas mañanas
que no volverán
La sombra del amigo
colgando del aromo cortado
hace diez años
Mi amigo muerto
hace diez años
colgando en la sombra
de este poema
Una estrella que se fuma solita
en la escalera Los Maitenes
Mirando la FisherInédito
14 de abril de 2014
La marca del fuego
Puede ser también
la mancha del mar
la planchada cicatriz
que invisible solamente
se carga en los ojos
Ahí la arena
desintegra cualquier poesía
y el viento de igual forma
elabora estatuas sólo visibles
para los no videntes
el tacto es un áspero juego
de lenguajes y tonos de voz
la amplitud del incendio
semejando el ocaso
de todos nosotros
la intensidad
termina con todos
con nuestras letras
y papeles amarillos
en baúles con revistasen barriadas extintas
Inédito
12 de abril de 2014
Luis Lhooner, Una Poética
Cierta vez
-en la base
aérea de Morón-
vi a un
perro perseguir
tercamente
a una
avioneta,
correrla a
través de la pista
saltando
con un tarascón al aire
en el
instante del despegue.
Ya con la
sangre seca de la nada
entre sus
dientes
la
observará
alejarse
haciéndose
imposible.
Un poema se
domicilia en ese perro
hay un
poema
que alquila
una pieza por ahí,
el intento
desesperado
de morder
aquellas formas que despegan.De "Los Perros del Muro de Berlín"
Ediciones Periféricas 2014
11 de abril de 2014
5 de abril de 2014
Panquehue
Lo hice de nuevo
y habito un lejano territorio.
Duermo en una precaria carpa.
El cielo desliza su lengua
por todo mi cuerpo
minutos antes que salga el sol.
La montaña aún ronca
cuando mis manos escarban el agua
y lavan mis heridas faciales.
Venía cayendo
por una larga escalera de sueños.
Inédito
4 de abril de 2014
Cachapoal 61
Estoy sentado
en el techo más alto
del barrio.
Cojo una estrella
con la punta
de los dedos.
Escribo tu nombre
Escribo tu nombre
en la muralla invisible
de mi corazón.
Un poema de dolor
me sale por los ojos.Inédito
2 de abril de 2014
Cerro abajo
Cada día que pasa
resbalo más abajo
me clavo espinas en las manos
y mi boca traga el polvo
que el camino arroja
con indiferencia celestial.
Mis ojos
buscan la última palabra
que alguna vez
me habló del amor.
Pero ya nada queda.
Solo la caída diaria
por las mejillas del olvido
entre rosas escuálidas
que olvidamos regar.Inédito
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