25 de octubre de 2013

Por Vallejo

Ya todo estaba escrito cuando Vallejo dijo: -Todavía.
Y le arrancó esta pluma al viejo cóndor
del énfasis. El tiempo es todavía,
la rosa es todavía y aunque pase el verano, y las estrellas
de todos los veranos, el hombre es todavía.

Nada pasó. Pero alguien que se llamaba César en peruano
y en piedra más que piedra, dio en la cumbre
del oxígeno hermoso. Las raíces
lo siguieron sangrientas cada día más lúcido. Lo fueron
secando, y ni París pudo salvarle el hueso ni el martirio.

Ninguno fue tan hondo por las médulas vivas del origen
ni nos habló en la música que decimos América
porque éste únicamente sacó el ser de la piedra más oscura
cuando nos vio la suerte debajo de las olas
en el vacío de la mano.

Cada cual su Vallejo doloroso y gozoso.
No en París
donde lloré por su alma, no en la nube violenta
que me dio a diez mil metros la certeza terrestre de su rostro
sobre la nieve libre, sino en esto
de respirar la espina mortal, estoy seguro
del que baja y me dice: -Todavía.



Gonzalo Rojas
Extraído de "Contra la muerte"

7 de octubre de 2013

Levedad

sucedió al amanecer
un niño se vestía solo cuando
sus ojos soñaron un acuario azul
un sonido de aurora litoral y quieta
ropa planchada y zapatos cerrados
leche tranquila en su cara rosada y
redondita

había un amargo aroma
en esa habitación dormida
había un sombrío libertinaje
en esas botellas vacías

el niño se vestía solo
y en silencio los miraba
como la neblina a las hojas
sus padres / dos estatuas de sal
cada uno con sus grietas
cada uno con sus labios
el ojo cerrado como una luna ahorcada

después sobre la mar dormida el niño pensaba
qué cansancio la mar
qué cansancio la vida


*Publicado en la antología de poetas y narradores latinoamericanos "Voces de la Memoria", editada con ocasión de los 100 años del Partido Comunista de Chile (Editorial Cuarto Propio). Compiladores Isabel Gómez y Ángel Pizarro.