28 de marzo de 2006

Poesía chilena de resistencia



“ustedes, los países que no han pasado por una ocupación militar
indefinida
no saben nada
viven como niños…”


(José Angel Cuevas)

Buen trabajo (Gustavo Donoso)

El tirano entró a la carnicería
y quedó gratamente impresionado
al ver en perfecto orden
animales desollados y sin cabeza.
Dio la mano a los carniceros:
eran hombres poderosos y fuertes,
de sonrosadas mejillas.
“Vengan y síganme”, les dijo,
“yo los haré carniceros de hombres”.

El resto es
historia conocida.

Hay soldados por todas partes hoy día (Magdalena Fuentes)

Hay soldados por todas partes hoy día
y tú quizás dónde
en qué mañana.
He sabido, viajaste hoy.
He sabido, que las industrias
están intervenidas
que hay muertos.
He visto, desde el patio de nuestra casa
helicópteros rondando.
He visto, desde la calle
aviones sobre la Moneda en llamas
(bombardeando como en las películas de guerra).
He visto vecinos
sobre los techos de sus casas
mirando las negras hogueras
de las fábricas
y he sentido balas y gritos desde lejos
que vienen a esta hora.
Y tú, aún no llegas, no llamas
aún no llegas a casa, todavía.
Y he llorado, he llorado por el que
ha caído en la casa de gobierno
mientras hay vecinos que ríen y
se abrazan, y bajo la cuneta
brindan, y tiran el sombrero
al aire.

Recomendaciones (Jorge Etcheverry)

No fumar de noche
Ver en todo civil un enemigo
Hacer valer en todo lugar el uniforme
Más que nada
Mantener en alto el prestigio del arma
La herencia de la escuela
El nombre de la patria
Sobre todo acordarse
que no debe hablar con nadie por la calle
que hay que andar con el dedo en el gatillo
no aceptar cigarros de un desconocido
Hay que andar en parejas
repitiendo mentalmente el santo y seña
No guardarse cosas en los allanamientos
Y sobre todo
No mostrarse blando
No olvidar nunca el santo y seña

A una lavandera de Santiago (Oscar Hahn)

Mi prima que vivía de su artesa
se me murió de muerte repentina:
le partieron de un golpe la cabeza
con la culata de una carabina.
Desde el abismo de su cráneo abierto
suben gritos y cantos fraternales,
entran en cada vivo, en cada muerto,
y empiezan a temblar los generales.
La ropa sucia no se lava en casa
cuando la manchan sangres tan enormes
que van de lavatorio en lavatorio.
Un regimiento de manchados pasa.
Y no podrá limpiar sus uniformes
ni el mismo purgador del Purgatorio.

Que digiera bien, señora (Ana María Vergara)

¿Está llena
su cacerola
ahora, señora?

¿De qué?

¿De carne?
¿De hígado?
¿De lengua?

¿De qué
está llena
cree usted,
señora,
su cacerola?

¿De vaca,
de cordero,
de chancho?
¿De qué, señora?

¿De tripas?
¿De corazón?
¿De patas?
¿De cabeza?

¿De sangre,
de sesos,
de costillas,
de huesos?

¿De qué
cree usted, señora,
que su cacerola
está llena ahora?

Caminos (Aristóteles España)

Nos llevan a cortar leña por los bosques,
de sol a sol,
custodiados por patrullas
que apuntan directamente a la cabeza.
Ordenan cantar y correr,
agujerean nuestra sensibilidad,
quieren destruirnos como guijarros
bajo la nieve,
humillarnos
mientras entonamos en alta voz:

“Bajo la linterna, frente a mi cuartel,
sé que tú me esperas, mi dulce amada bien…”


Y el viento invade los parques de mis sombras,
desordena los faroles, las plantas escarchadas.
Me acuerdo de Rosita en la última navidad,
o con su uniforme de colegiala y sus cuadernos.
(A lo mejor nunca leerá este poema).
Hay olor a nubes enterradas,
nos golpean,
mientras una rata camina entre la hierba…

“Si es que llega un parte y debo yo marchar
sin saber querida si podré regresar…”


Sólo vemos galerías pintadas de insomnio,
postes amontonados,
manos que sangran,
hoyos, vómitos,
en el trayecto al Campo de Detenidos,
y fusiles,
y mitades,
encerrados en un laberinto de crueldad y miseria
en el paralelo 53 sur de este mundo.

Poema de nombre y autor anónimo

No puedo dejar de hablarte, padre
los diarios mienten,
todos mienten,
desde el boletín oficial,
el periodista,
el impresor,
la tinta,
los avisos económicos,
el canillita
a mí me fusilaron
en la noche y a pleno campo
… no me arranqué.
(El Willy iba esposado y
engrillado,
no llevaba vendas).
Es imposible imaginarse algo bueno
con vendas,
todas las voces son asesinas,
todos los pasos traidores,
todas las manos cínicas.
Nos bajaron como de un tren de animales
besando por última vez la tierra que
tanto nos gusta
y padre, había ese olor a campo tan nuestro,
fue la alegría, la esperanza,
pero los hombres actuaron como lo hicieron siempre
sus primos, abuelos
y aquí me tienen convertido en un cadáver,
sin cargos, sin sumario, sólo porque
me había arrancado.
Entiérrame, padre, y no olvides poner
mi fecha de muerte, no olvidar, no olvidar que ese olor a campo
permanece.

* Estos textos pertenecen a la antología "Los poetas y el general. Voces de oposición bajo Augusto Pinochet, 1973 - 1990", realizada por Eva Goldschmidt Wyman. En ella se reúnen poemas que describen lo que sucede inmediatamente después del golpe; poemas de prisión, otros que hablan del exilio y finalmente aquellos que se refieren a la experiencia de estar "libres" bajo un régimen dictatorial. El volumen pertenece a LOM Ediciones, año 2002.